Dos familias lo perdieron todo luego del desbordamiento de dos arroyos que coinciden en un sector del barrio La Inmaculada.
En tan sólo segundos, más de 10 familias del barrio La Inmaculada, perdieron años de trabajo y sacrificio por cuenta del invierno.
El pasado martes, el desbordamiento de dos arroyos en medio de un torrencial aguacero desplomó dos viviendas e inundó otras 10. El agua les llegaba hasta el pecho.
“El agua no dejó nada. Ni ropa, ni enseres, ni cosas de cocina. Nada, nada … el agua se llevó todo. Ni los cimientos, no quedó absolutamente nada”, sostuvo Stefanny Ramos, una de las damnificadas.
Diez días han pasado desde aquella emergencia y, aunque los afectados siguen clamando por ayudas de las autoridades locales, la alcaldía sólo les ha podido entregar dos colchonetas.
Según su relato, Stefanny, sus hijos y su esposo, pasan los días a la sombra de un árbol para cuidar su terreno porque, actualmente, no tienen dónde vivir.
“Aquí improvisamos, aquí cocinamos. Hoy, después de 10 días, tenemos que estar improvisando dónde cocinar, dónde dormir todas las noches. No podemos estar durmiendo a la intemperie, teniendo niños menores de edad. Esto es inhumano”.
La tragedia también tocó la puerta de otra familia galapera. Oneida Díaz sigue refugiándose con sus hijos en las únicas tres paredes que no colapsaron en medio de la emergencia.
“Yo estoy aquí, sola con mis 3 niños. Esto es un peligro para mi, que pueda volver a llover nuevamente y nos caigan encima las paredes porque esas paredes que están ahí no están pegadas, sino que están flojas. Yo no tengo para donde coger”.
Mientras la alcaldía de Galapa gestiona la entrega de materiales para que las familias puedan reconstruir sus viviendas, los afectados claman por una reubicación. Para ellos, el desplome de sus casas se convirtió en un claro aviso que busca evitar una nueva tragedia.