El primer censo de las autoridades estableció que se reportaron 30 barrios con afectaciones.
Las lluvias continúan por todo el departamento del Atlántico y, este sábado, golpearon con fuerza al municipio de Sabanalarga. Un aguacero que inició durante la noche del viernes, provocó el desbordamiento de dos arroyos en la más extensa del departamento.
“Nosotros estábamos acostados. Mi esposo está en silla de ruedas. Hice mi comidita y me acosté con los niños. Yo miraba por la ventana cuando vi que el arroyo ya creció y no pudimos sacar nada. Al esposo mío, el agua le llegaba al cuello. Yo corrí para donde los vecinos a pedir ayuda”, contó Yeimileth del Toro, una de las afectadas.
Mientras el sonido de la tormenta silenciaba el llanto de los niños en medio de las aguas, el conocido arroyo Sucio se desbordaba y, a su paso, inundaba decenas de viviendas: “Le juro que no sabíamos que hacer. La niña daba gritos, y yo no hallaba que hacer. La subimos en un tanque y el tanque se volteó y cayó en el agua la niña. Fue una angustia de la que pensé que no íbamos a sobrevivir”, agregó otra de las mujeres damnificadas.
Con el agua hasta el cuello, baldes y palas se convirtieron en las únicas herramientas para proteger lo poco que les dejaba la naturaleza. Así lo demostraron varios videos aficionados que, rápidamente, se viralizaron en redes sociales mientras los habitantes de Sabanalarga pedían apoyo al gobierno Nacional para enfrentar la emergencia.
“Ya estábamos rodeados de agua. El agua al cuello y la gente pidiendo auxilio. Las casas de alrededor, usted vio a la gente en el diluvio. Los niños llorando gritando. Tendremos que tener una chalupa para poder salir porque estando aquí uno no puede salir. Sacaban las cosas de las casas”, explicó otra de las habitantes de Sabanalarga, Sonia Hidalgo.
Los esfuerzos parecían en vano. El caudal y la fuerza que llevaba el arroyo generó afectaciones en, por lo menos, 30 barrios de Sabanalarga. Así lo confirmó la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera, quien agregó que ya se encontraban adelantando labores “con maquinarias y limpieza por toda la remoción en masa que hubo, por si llueve más esta noche, el agua pueda circular por esos cauces”.
Doce años después de la ruptura del canal del Dique, volvió a repetirse una tragedia que, en tan solo horas, acabó con décadas de esfuerzo y sacrificio para esta población atlanticense.
