La construcción de una obra pública y la minería ilegal serían las principales causas de una de las tragedias más graves del Atlántico durante la temporada de lluvias.
Desde el pasado viernes, en el municipio de Piojó, comenzó el aguacero que anunciaba una tragedia nunca antes registrada en el Atlántico. Las lluvias que se extendieron durante más de 23 horas, terminaron abriendo la tierra en varios sectores del municipio y provocando el colapso de decenas de viviendas.
“Se empezaron a abrir las paredes. el suelo, todo se empezó a deslizar. En vista de todo eso, tuve que abandonar donde yo vivía. Estábamos ahí, salimos a la intemperie buscando dónde refugiarnos”, relató Oriana González, una de las primeras afectadas.
Con el cielo aún cubierto de nubes, las lluvias no cesan. En camiones, carretillas y hasta a pies, los habitantes del sector de Camino Grande debieron sacar lo poco que les dejó la furia de la naturaleza. Entre lágrimas, Lily Salgado contó los momentos de angustia que enfrentaron mientras las paredes de su vivienda se iban desplomando.
“Nosotros sentimos los movimientos de la tierra. Nos gritaron: salgan, salgan. La tierra se iba abriendo y cada vez que yo corría, mas se abría. Doce años ahí y mi casa quedó debajo. fue la más perjudicada. ¿Qué alcanzó a sacar? quede con lo que tenía puesto nada más”.
Ni siquiera los difuntos de Piojó, pudieron continuar en paz con su descanso, una vez la tragedia llegó al municipio. La fuerza de la corriente y los movimientos de la tierra, también arrasaron arrasaron con el cementerio municipal. Las bóvedas quedaron expuestas y las autoridades ordenaron su cierre para evitar una emergencia sanitaria.
“Una de las opciones es declararlo campo santo. Es imposible permitir el ingreso actual de las personas a esa zona que presenta deslizamientos y fallas en el suelo. Cualquier necesidad de algún entierro, tenemos que utilizar los cementerios vecinos de los municipios porque el cementerio de Piojó quedó completamente cerrado y no se permite el acceso de ningún personal”, sostuvo la gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera.
Además de perderlo todo, sus rostros reflejan el sufrimiento de una nueva tragedia: desesperados y entre los escombros intentan encontrar los cuerpos de sus seres queridos: “mi mamá está recién muerta y un primo hermano esta enterrado en la bóveda esa que se encuentra allá. Están casi para hundirse esas partes. Estamos preocupados porque no tenemos donde ubicarlos a ellos. De aquí no se están escapando ni los muertos ya”.
La gobernación del Atlántico anunció una campaña para recolectar ayudas en especie destinadas a las más de 500 personas afectadas en esta zona del Atlántico. Actualmente, dos centros de acopio se encuentran en funcionamiento: uno al lado de la alcaldía de Piojó y otro en el estadio de béisbol Edgar Rentería, en Barranquilla.