El profesor e investigador, Lisandro Pacheco Lugo, trabajó con especialistas de Brasil, Chile y Francia.
Colombia es uno de los 21 países latinoamericanos donde más personas se infectan con el parásito T. cruzi (Trypanosoma cruzi), causante de la enfermedad de Chagas o Tripanosomiasis americana, también llamada mal de Chagas, cuyo día internacional es conmemorado cada 14 de abril por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Lisandro Pacheco Lugo, profesor e investigador de la Universidad Simón Bolívar, integra junto con científicos de las universidades de Paraná (Brasil), Sao Paulo (Brasil), la Mayor (Chile) y París-Sur (Francia) el conglomerado que diseñó una molécula antiparasitaria que minimiza la transmisión del T. cruzi.
Diseñamos una nueva molécula capaz de adherirse a la superficie del parásito T. cruzi, denominada scFv-10D8”, detalla Pacheco, PhD. en Bioquímica y Biología Molecular. “Nos basamos en técnicas de ingeniería de anticuerpos, un abordaje que permite atacar la superficie celular de diferentes microorganismos.
El avance resulta significativo porque, un siglo después de su descubrimiento por parte del médico brasileño, Carlos Ribeiro Justiniano das Chagas, no hay medicamentos que prevengan o reduzcan la posibilidad de adquirir el Chagas.
Según las últimas cifras de la OMS, de 6 a 7 millones de personas están infectadas por el T. cruzi, que no es ajeno a los miles de años de evolución de las especies y también ha desarrollado resistencia a los mecanismos de defensa de animales y humanos.
Parte de la comunidad científica considera la paratransgénesis una herramienta útil para diseñar y crear anticuerpos que ayuden a controlar las poblaciones de parásitos como el T. cruzi, cuyo huésped transmisor o vector es el insecto que llamamos chinche o vinchuca.
Enfermedad tropical desatendida
Los resultados de las pruebas de laboratorio realizadas por este conglomerado, mostraron que el anticuerpo de cadena sencilla reconoce una proteína en la superficie de las formas infectivas del T. cruzi, llamada gp35/50, y la interacción bloquea su invasión en células mamíferas.
Por lo tanto, el anticuerpo puede usarse como un paratransgénico, cuyo objetivo sería bloquear al parásito en el propio insecto vector, disminuyendo la posibilidad de que cause infección en el individuo al que pique.
El Chagas es una enfermedad tropical desatendida y el T. cruzi es un parásito protozoario que sufre cambios morfológicos y bioquímicos para adaptarse y sobrevivir en entornos hostiles distintos, como el tracto gastrointestinal de insectos y los mecanismos de defensa de los mamíferos a la invasión de patógenos”, explica Pacheco, director del Centro de Investigaciones en Ciencias de la Vida de Unisimón.
Los únicos medicamentos aprobados contra el mal de Chagas son el Benznidazol y Nifurtimox, si se administran al comienzo de la infección. Sin embargo, advierte la OMS, la eficacia disminuye a medida que transcurre el tiempo de la infección y las reacciones adversas son más frecuentes en edades avanzadas.
La infección del T. cruzi en humanos ocurre cuando los chinches salen en busca de su alimento: la sangre de mamíferos, incluyéndonos. Al picar zonas expuestas de la piel, también defecan u orinan. El parásito entra al organismo cuando nos frotamos o rascamos por instinto y empujamos las heces o la orina hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna herida cutánea abierta.
Para mayor información, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dispone de una sección especial sobre esta enfermedad en https://www.paho.org/es/